A Santiago Repetto
Supongamos que la mujer responda positivamente al silbido del albañil
Y que el perro alcance al auto.
O que la religión con menos adeptos sea la verdadera.
O cambiar, y que en el altar del hogar no esté la televisión.
Que de buenas a primeras todo no sea comprar y vender.
Que sea común pagar una boleta que se encuentre en la calle
Y que el dinero no valga nuestro tiempo.
Y si todo se vive por primera vez
Y el eterno retorno no es más que una idea que insiste en volver.
Supongamos que a cada mentira nos restan unos años de vida.
Que sólo se pueda trabajar en lo que nos apasiona.
Que los animales tomen el poder y por piedad prohíban el zoológico de los hombres.
Que los cuentos de Abelardo Castillo los haya escrito yo.
Y si soy parte de un sueño que alguien sueña, y lo sabe.
Que los prospectos estén escritos en poesía
Que tengamos siempre a mano un salvavidas verbal.
Se trata de absurdos, vivir y morir, en el medio profundamente
poquito.
Se trata de no querer lo inevitable, de querer lo que no hay.
Y el arte como modo de rescate.
Me gusta la Lógica, me gusta la potencia del surrealismo.
Cuando era chico los dibujos salían de la tele, la realidad aburre.
¡Basta de deseos, busco incoherencias!, ¿qué son mis deseos?
