Él sabe que todos sabemos que es el dueño de la casa y como tal se pasea.
Con su sigilo al caminar, mostrando fuerza y delicadeza.
Discreto y nocturno, amigo indiferente, compañero silencioso.
Sé que él sabe que soy su mascota, y en su imperio me acaricia al pasar.
Mostrándose orgulloso de lo que es, duerme y vigila a la vez.
La pereza que alimenta el sol lo anestesia en un letargo majestuoso
Los bebés imitan sus sonidos, yo en las noches lo escucho, vestigios del amor que duelen.
Perfecto, misterioso, receloso, propietario de todo lo que ve, friolento, elástico y sensual.
Pienso que te muestras lento por saberte veloz, sé que no te
importa lo que pienso.
Divino para los egipcios, domesticado por nadie, hermano de
Bastet, y sobre todo, dueño de mi sillón.