Se me prende del alma este miedo heredado,
me sacudo, me siento ridículo y acompañado.
Enamorado como una hiedra,
le doy vuelta y miro de muchas maneras,
a este fin que a todos nos espera.
El hambre de eternidad
La lucidez negándola.
Busco que un verso ilumine,
mezclo las palabras,
Y sólo siento, un conocido sabor a nada.