Pasado

Su risa parecía interminable, aunque un ahogo y una preocupante tos se la borraron de la boca. Colorada por el esfuerzo me miró, como disculpándose; pedimos otra cerveza y en silencio la esperamos, fueron unos minutos de recuerdos y risas pero el presente tenía poco que ofrecernos. Prendía una cigarrillo tras otro como tratando de fumar lo máximo posible; pensé que éramos desconocidos que nos habíamos conocido y sólo en el pasado nos reíamos. ¿Por qué forzar y traer lo que no se puede?, ¿por qué esa hipócrita obligación de sentir que ahora también tenemos algo en común? Bajó su cabeza y se quedó mirando la mesa como si nunca hubiese visto una, y yo miraba su mirada con ganas de irme. Estaba mareado por el humo de su cigarrillo, sentía las voces del lugar como agujas en mis oídos y la cerveza estaba tibia. Quería que sonara el celular como nunca quise, desaparecer sin excusas, un llamado de alguien, que se incendie el lugar, que entren ladrones, que caiga un pedazo del techo rompiendo nuestros vasos. Me sonreí antes esto último, y ella seguía examinando la mesa. Vanamente intentamos algún comentario de nuestras vidas actuales, con recelo, algún comentario por parte de ella y un mal simulado interés por parte mía, o contarle con ridícula alegría que estaba viviendo cerca del lugar. Mirándola supe que seguía siendo hermosa; sus ojos se notaban más cansados que nunca; siempre que la miraba mi mente quedaba en blanco y se anulaban todos mis sentidos para darle fuerza sólo al que valía en ese momento. Me inquietó sentir lo que sentía en aquellos años, cuando de repente se puso de pie y dándome una rápida e ininteligible excusa se fue. Terminé lentamente mi tibia cerveza y salí a la noche húmeda. Caminé pensando en cómo sería mi vida si la hubiese compartido con ella. 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio