Esa tarde se me hizo tarde. Salí rápido y disfrazado mentalmente “Nada me iba a pasar” me decía, Siempre fui patológicamente sano. Con una hipocondría motorizada Miré tu mirada inquieta, esperándome sentada en el bar y sentí un conocido vahído. Voy a poder” dije sin creerlo”. Balbuceando una disculpa me senté -¿sabés que te pedí que nos juntemos acá para separarnos, no?-preguntaste mirando la mesa. -Si- dije tratando de calmar a mi corazón, que parecía un enloquecido pájaro en la jaula de mi pecho. La conversación siguió mientras clínicamente iba desmejorado a pasos agigantados. Cuando dijiste eso de “darnos un tiempo” contuve un desmayo con la experiencia de mi fragilidad y con la firmeza de la mesa. Cuando te fuiste me fui. Ya en mi casa con todo para sentirme mal estando cómodo, solo me sentí bien.