Punta donde tirar

Con un tirón negligente, colérico o como sea, arrancó un pedazo de papel donde anotó: “Mi vista se tiñe de madrugada”. Guardó el papel en su bolsillo.

Estaba en un bar una noche de invierno, miraba a los hombres y les inventaba a cada uno un pasado, y no pudo esquivar la coincidencia de un presente donde a todos se les restaba la mujer amada. Pero ahí estaba la bebida con su falso y necesario hombro donde llorar. Ahí estaba él jugando a concentrar una idea en una línea, de donde poder tirar cuando tenga tiempo de escribir. No es que le faltaba tiempo pero era una de sus mejores excusas. La verdad que tener la vista teñida de madrugada no le daba mucho para tirar pensó, y sacó el papel del bolsillo lo apretó con la fuerza que da la impotencia y lo dejó abandonado en la mesa. Cortó otro papel con menos decisión, con aburrimiento y escribió: “El dinero es una plancha que alisa muchas arrugas de la vida”. 

Para aforismo es dubitativo pensó ya con tedio, con dejadez. Esto de concentrar una idea cuando no se tiene cómo continuar es solo un vicio. Mejor poner un pasado a cada parroquiano ya que el presente le es común, y si no lo es, no vale la pena que esté acá. Grabó en el audio de su celular. 

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