Licencia

Apagamos la puerta,

cerramos la luz.

Compramos lo que sobra,

vendemos lo que falta.

Murmuramos a los gritos

y pegamos alaridos silenciosos.

Nos morimos de agua

por un vaso de sed.

Se nos cierra el lápiz

cuando le sacamos punta a los ojos.

Y en el rebaño aullamos a la luna,

resguardados de ovejas asesinas.

Dormimos el desvelo,

estando atentos de puro sueño.

Tenemos que vivir con licencia poética,

porque el mundo es absurdo.

Y así seguimos delirando

esta loca cordura de ver la caricatura

del mundo, con la autoridad que nos da la locura. 

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