Motivos para matar

Escribir es mi manera
de estar solo.

Si algún día bajan, (no sé bien el lugar donde están, pero se supone que es arriba) tengo pensado asesinarlas, por varios justificados motivos. Enumero solo algunos: el primero, y seguramente el más importante, es; que nunca me visitan. La creencia de que están conmigo se vuela a las pocas palabras escritas. Y las confundo con mi infantil entusiasmo.

Segundo: las veo visitando a cada uno, que no dejo de imaginarlas muertas.

Tercero: Baudelaire, Borges, Quevedo y compañía eran anfitriones de ellas. Pero debo pensar que las muy traidoras van a donde tienen tierra firme donde progresar y nunca a tierra arrasada. Doy pena diciendo que su foco siempre está apagado para mí pero, si no fuese así, este texto no tendría sentido, o al menos estaría mejor escrito.

¿Me buscarán los poetas si lo concreto? ¿A qué jurisdicción pertenecen? Solo me queda trabajar para tentarlas a que me visiten para poder matarlas y sacar de mi cabeza la vocecita que me grita en silencio: “No poseés talento”. ¿Así se callaran? No lo sé, pero al menos la calidad de mis escritos dependerá solo de mí y no de esa infamia de las musas.

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