Que se callen los ídolos

Hola Ana. Quiero darte nuevamente las gracias por las flores que me trajiste la otra noche. Tendrías que ver cómo todavía resisten en el florero. Te escribo también para contarte que por fin me animé y lo maté. Ahora no escucho más esa música, ni voy a escuchar más ese odioso silbido que hacía al dormir. A las flores les cambio el agua todos los días, y aunque no me creas siguen perfumando todo el ambiente. Me gustaría saber dónde las compraste. Veneno, pienso que es algo difícil de comprobar. Con su depresión van a pensar cualquier cosa. Dos de las que más me gustaban las tuve que tirar porque tenían un color gris casi total. El muy iluso llamó a tu marido pensando que iba a poder encontrar unas palabras salvadoras. Por supuesto quedó muy nervioso después de esa llamada y se encerró en el baño. Tenías razón, las flores de plásticos son de mal gusto pero bueno, no sabía que las había tan lindas como éstas que se están muriendo inevitablemente. Cambié sus pastillas o, mejor dicho, mezclé algunas. No quiero escuchar nunca más la música que él ponía, o a tu marido dándole consejos. Antes de dormir no dejo de pensar en hacer un cantero, lleno de las flores como las que me regalaste, pero que vivan; o mejor dicho, que mueran cuando les toque y no decidirlo yo, como hice con Jorge. Vas a pensar que lo hice porque me engañaba y te digo que no. Es que llegó un momento que no lo soportaba más. Ojalá vendan algún perfume de ambiente con el aroma a tus flores, pero no creo. Tenía a tu marido por una espacie de ídolo, eso sí me enfermaba. Que hable y diga cosas que tu marido le decía me volvía loca. Sabes que uno o dos días más y las tengo que tirar a todas y eso sí me duele. Espero que me digas dónde las compraste. Podés confiar en mí. Bueno, yo sí confío en vos contándote mis cosas matrimoniales. 

Tengo que salir a la clínica. Es aburrido que te digan lo que ya sabés, pero hay trámites que debo cumplir. Aprovecho que salgo y voy a pasar por tu casa y te cuento los pormenores del cantero. Estaría bueno que me ayudes, ya que vos sabes más de flores. Ojo, no me molesta que hagas lo mismo, y no hablo solo del cantero, aunque claro… es lo más importante. 

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