Me siento a matar el tiempo.
Al fin y al cabo, seguramente
él me va a matar a mí. Y así,
entre asesinos,
sueño que me duermo
y entro al único
espacio donde te puedo ver.
Creyendo que las
ideas que valen la pena
son las que se escapan,
te vi reír en una realidad
mejorada por lo imposible.
Si pudiera decidir
cuándo hablarte y cuándo
despertar,
serían más amables
mis días, mi realidad.